Resulta bastante curioso que seamos capaces de comprender que si dejamos de comer, el cuerpo enfermará. Que si dejamos de alimentar a la mente, cuando pasen algunos años degenerará. Y que si dejamos de alimentar los sentimientos, el corazón se hará tan duro como una piedra y tan pequeño que solo cogeremos en él nosotros mismos y nuestros demonios. Sin embargo, algunos piensan que, aunque dejen en ayunas al alma, eso no les afectará… ¡Qué gran error!

Cuando el espíritu se siente solo y triste, revolotea entre nuestras costillas dando vueltas alrededor del corazón, y eso se traduce en ansiedad, falta de aliento, ira, frustración y un “no sé qué me pasa, pero no estoy bien…” Lo que degenerará en lo que venimos llamando las Enfermedades del Alma. Cuyo único remedio es éste, darle a nuestro espíritu el sustento que necesita...

domingo, 15 de noviembre de 2015

La Mano de Dios





En cierta ocasión, un ángel disfrazado de monje hinduista pasó por delante de una mezquita y sintió curiosidad. Al asomarse, algunos de los que se encontraban dentro le gritaron y amenazaron con golpearle si no se marchaba. Sin decir nada, el ángel se dio la vuelta y se alejó, pero al pasar junto a un derviche ciego, el hombre reconoció el Espíritu del Señor en aquella criatura y lo llamó a gritos, conduciéndolo hasta su casa, donde comieron y conversaron, despidiéndose después.


Los que se encontraban en la mezquita, que habían visto la escena, creyendo que el ciego no sabía que había alojado a un infiel, arribaron hasta su casa al día siguiente y le recriminaron lo sucedido, a lo que el derviche contestó: - Las almas débiles y poco desarrolladas no tienen otra manera de amar más que odiando todo lo que les es ajeno. Este instinto es similar al del perro que protege la propiedad de su amo contra los intrusos, solamente que el instinto canino es mejor, ya que el perro jamás toma a su amo como enemigo, ni a su hermano como forastero, aunque venga éste disfrazado con cualquier vestimenta - Los hombres, que no entendieron nada, se marcharon burlándose de él.

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