Resulta bastante curioso que seamos capaces de comprender que si dejamos de comer, el cuerpo enfermará. Que si dejamos de alimentar a la mente, cuando pasen algunos años degenerará. Y que si dejamos de alimentar los sentimientos, el corazón se hará tan duro como una piedra y tan pequeño que solo cogeremos en él nosotros mismos y nuestros demonios. Sin embargo, algunos piensan que, aunque dejen en ayunas al alma, eso no les afectará… ¡Qué gran error!

Cuando el espíritu se siente solo y triste, revolotea entre nuestras costillas dando vueltas alrededor del corazón, y eso se traduce en ansiedad, falta de aliento, ira, frustración y un “no sé qué me pasa, pero no estoy bien…” Lo que degenerará en lo que venimos llamando las Enfermedades del Alma. Cuyo único remedio es éste, darle a nuestro espíritu el sustento que necesita...

domingo, 6 de marzo de 2016

Amor Verdadero



“Hace tiempo, en una pequeña aldea, vivió un matrimonio muy pobre. Ella hilaba en la puerta de su casa pensando en su marido. Todos los que pasaban, se quedaban prendados de la belleza de su pelo largo y negro, parecido a finas hebras salidas de su rueca. Él, sin embargo, iba cada día al mercado a vender las frutas silvestres que había podido recolectar. Después, a la sombra de un árbol, se sentaba sujetando entre los dientes una pipa siempre vacía porque no tenía dinero siquiera para comprar un pellizco de tabaco. Pronto se acercaría el día de su aniversario de bodas y la mujer no cesaba de preguntarse qué le podía regalar a su marido, y además ¿con qué dinero? Entonces una idea se cruzó por su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero cuando se decidió, todo su cuerpo se estremeció de gozo. ¡Vendería su pelo para comprar tabaco! Aunque sólo obtuvo unas pocas monedas, eligió con cuidado el tabaco de mejor calidad. La sonrisa que pondría su marido compensaría largamente el sacrificio de su pelo. Así, al llegar la tarde, regresó el marido trayendo en su mano un pequeño envoltorio: Era un hermoso peine para su mujer que acababa de comprar vendiendo su pipa.” R. Tagore

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